Las piezas de Pep Gómez son de carácter reivindicativo y al mismo tiempo de recuerdo de sus orígenes.
Un gesto libre
Pep Gómez es de todas partes pero sobre todo de la tierra de la cerámica. Nacido en Cataluña, estudiante de la Escuela de Bellas Artes de Tarragona, formado en los talleres de las Islas Baleares y en Japón, finalmente está en La Borne, en Francia, donde se instaló hace casi dos décadas, en este pueblo de alfareros de Berry, famoso por sus cocciones con hornos de leña. Tanto si hace piezas utilitarias como escultóricas, tanto si trabaja al torno como utilizando churros, sus piezas tienen superficies arcaicas teñidas de piel de naranja o cubiertas de un esmalte eruptivo, que algunos comparan con la cerámica "Fat lava" (efectos de lava) ) evocando lo que en pintura sería el expresionismo abstracto. Generalmente hechas con gres, a veces enriquecidas con granito o caolín, llevan siempre la impronta de sus manos o de las diversas herramientas que utiliza. Porque lo que realmente le importa, después de tantos años de práctica, es mantener cierta espontaneidad. No hay, pues, un estilo Pep Gómez, a no ser el de la libertad, el que le enseñó el maestro Ryôji Koié y que le aleja de cualquier rutina.
Sabrina Silamo
Las piezas de Pep Gómez son de carácter reivindicativo y al mismo tiempo de recuerdo de sus orígenes.
Un gesto libre
Pep Gómez es de todas partes pero sobre todo de la tierra de la cerámica. Nacido en Cataluña, estudiante de la Escuela de Bellas Artes de Tarragona, formado en los talleres de las Islas Baleares y en Japón, finalmente está en La Borne, en Francia, donde se instaló hace casi dos décadas, en este pueblo de alfareros de Berry, famoso por sus cocciones con hornos de leña. Tanto si hace piezas utilitarias como escultóricas, tanto si trabaja al torno como utilizando churros, sus piezas tienen superficies arcaicas teñidas de piel de naranja o cubiertas de un esmalte eruptivo, que algunos comparan con la cerámica "Fat lava" (efectos de lava) ) evocando lo que en pintura sería el expresionismo abstracto. Generalmente hechas con gres, a veces enriquecidas con granito o caolín, llevan siempre la impronta de sus manos o de las diversas herramientas que utiliza. Porque lo que realmente le importa, después de tantos años de práctica, es mantener cierta espontaneidad. No hay, pues, un estilo Pep Gómez, a no ser el de la libertad, el que le enseñó el maestro Ryôji Koié y que le aleja de cualquier rutina.
Sabrina Silamo