Càntirs a l'antiguitat. Col·lecció Jaume Bagot

De del dia 12/01/2018 hasta el dia 25/02/2018
Maria Pageo

"Explica Aristóteles una anécdota alrededor de Heráclito, cuando unos conciudadanos lo visitaron y lo encontraron junto al horno calentándose porque hacía frío. Sorprendidos de verlo en aquella actividad intrascendente no se acercaron, hasta que él les dijo: Venid al lado del horno porque también aquí habitan los Dioses.
El horno, como los materiales más abundantes, el ser humano, con tekné y logos, está contaminado de creencias y supersticiones. El mundo griego era una sociedad agrietada de leyes que se movía entre soprhosyne o hibris, y creó mucho de todo, también belleza en formas que han sobrevivido hasta hoy.

Los askoi griegos, producidos en los siglos V y IV a C., logran formas diferentes: los más antiguos de Clazòmenes o los áticos de figuras rojas son vasos pequeños de fondo plano con el pico estrecho y una asa ancho encima. Los hay con iconografía y otros totalmente negros. Algunos tienen figuras plásticas hechas con moldes, por eso los askoi son también vasos plásticos. Los de la Magna Grecia siguen el modelo ático pero con más tamaño. Aparte de los de Daunia y Canosa, están los de las culturas nativas itálicas influenciadas por los griegos y que hacen askoi con mucho color y el fondo claro.

Se cree que el askos servía para guardar diferentes líquidos: aceites, perfumes y quizás agua lustral para hacer ceremonias religiosas como bodas, entierros o sacrificios, vertiendo el agua sobre el fuego.

Algunos askoi, por su forma, se pueden comparar con los botijos, como una especie de precursores, que pueden guardar agua pero su función es muy diferente. Si contienen agua no es para que la beban los hombres, sino que está destinada a los dioses (...)"

Joan Gener Sala

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